jueves, 20 de noviembre de 2008

Eres el mar

Soy un hoyo en el fondo del mar
entre las rocas y las fauces de criaturas abisales.
Soy un hoyo en el fondo del mar
y ese mar eres tú
un mar inmensurable, impredecible y bravío.
Un mar indomable,
en el que tu caderas son olas de desesperanza
y tu cabellos son remolinos de incertidumbre.
Eres un mar que me pregunta si existo
o si sólo soy una gota de agua que salta de cresta en cresta
...esperando no extinguirse
por ti
por ti
por ti
Ahora comprendo: he tocado el fondo del mar,
te he tocado
¿Aún sigues amándome?

Una canción que me ha hipnotizado "Siboney" interpretada por Connie Francis, uno de los temas principales de "2046" de Wong Kar-wai

domingo, 16 de noviembre de 2008

David Lynch

Acá un documental sobre uno de mis directores favoritos: David Lynch.
Realmente un maestro, un artista genial, surrealista, "indie", ecléctico o como se le quiera denominar.
Espero "Inland Empire" con ansias, quizá esta semana la pueda ver.



Crónica de un concierto

Lima Hot Festival: REM, Travis. 14 de Noviembre

Eran las 3 y 15, mis amigos y yo partíamos con un solo objetivo: pasarla súper bien en el concierto de nuestras vidas. Antes, en la Universidad nos despedimos de varios de nuestros compañeros, mientras tanto pensaba “voy al concierto de mi vida, después de esto todo será posible”.

Ahora sé que R.E.M. ha marcado una etapa de mi vida: la Universidad o el cambio de vida. Travis, mientras tanto, representará un estado sentimental, cada vez que escuche “Driftwood”, “Sing”, “Why Does It Always Rain On Me?”, “Re-Offender”, “Side” y sobretodo la bellísima “Flowers in the Window”.

Travis entró primero, y se hizo sentir su presentación fue coronada por la interpretación, con una sola guitarra acústica y con todos lo miembros del grupo reunidos frente a un solo micrófono, de “Flowers in the Window”. A mis patas Travis también les inspiro el recuerdo, les hizo volver en el tiempo y recordar épocas gloriosas cuando “tenían diecisiete”. La canción final de Travis fue “Why Does It Always Rain On Me?”, coreada por las 35 mil almas que trascendieron ese gloriosa noche del 14 de Noviembre en el José Díaz.

Creo que esperamos cerca de una hora para entrar al estadio, “Man on the moon” aun se veía vacío, nos ubicamos en un buen lugar, al menos pude ver respetablemente a los grupos. Cerca de las 6 y 30 empezó el concierto con Turbopótamos y luego con Cementerio, dignos teloneros. Luego fue el turno de Travis y cerca de las 10 y 15 entró R.E.M.

La presentación de REM fue magnífica, cada canción suya era una renovación total del estilo de luces y pantallas, empezaron con “Living well is the best revenge”: primero todo fue oscuro pero después, poco a poco, apareció la calva de Michael Stipe, el sombreo texano de Mike Mills y ¿el cabello grasoso? De Peter Buck. No podía creer que aquella banda legendaria que alcanzó la gloria en los 90 con “Losing my religion” y que inventó al rock alternativo estaba frente a mí (tampoco lo hubiera imaginado en mi tiempo de escolar). Por eso salté y salté y salté sin parar (saltamos, para ser más precisos), y canté, grité y coreé durante toda su presentación. Punto aparte la interpretación de “What's the Frequency, Kenneth”, en las que Stipe se puso sus peculiares lentes. También destacaron tremendamente “Supernatural superserious” y Man-sized wreath (ambas del último álbum “Accelerate”), dedicada “especialmente” a George Bush, antes Stipe había expresado su satisfacción con la elección de Barack Obama (Obamatic for the people).

Y así se fueron sucediendo los grandes temas de R.E.M. (hubieron más canciones pero no sé su nombre): “Drive”, “Imitation of life”, “The great beyond” y la hermosísima “Everybody Hurts”, que fue uno de los clímax de la presentación del trío de Athens. Luego tocaron “The One I love”, momento en que explotó la masa humana del estadio, sobre todo con ese “fire”, “Bad Day” y “Orange Crush”, muy amenas y explosivas estas dos últimas.

Después vino el turno de “Losing my religión”, empezó tenuemente con la ya inmortal introducción de acordes y de la nada se escuchó sobre todo el estadio la voz de Michael Stipe, generando el éxtasis total y trasformándonos en simples marionetas del destino. Ese fue el segundo clímax de la presentación de R.E.M. Es imposible describir como me sentí en ese momento, el mundo era un infinito, era ago irreal, era simplemente duda, aquella que acabó con todas las civilizaciones de la antigüedad. Mientras transcurrían las interpretaciones de Mills y Buck, Stipe bajó a la explanada y les tendió la mano a varios afortunados, era el clímax.

¿Que más siguió?, algunas canciones más y finalmente, como broche de oro, “Man on the moon”, el último clímax, el último momento de éxtasis, probablemente era una sensación muy parecida a los últimos segundos del orgasmo, aquella muerte lenta y placentera.

Y R.E.M. se fue. Había tenido la impresión de que el mundo se había detenido, que toda la vida era el concierto y que el mundo giraba alrededor de éste... Pero, cuando salimos del estadio y nos dirigimos al paradero, me di cuenta que volvía a la vida normal, que todo ello había sido grandioso pero que, a fin de cuentas, ya todo había acabado.

Solo podía mirar hacia adelante, porque la vida sigue…


"Losing my religion" - REM