lunes, 25 de enero de 2010

Yendo al cine en enero (I)

"Avatar"


Dirigida por James Cameron, visionario director que la volvió a hacer, por estos días todo el mundo habla de esta película. Avatar nos cuenta una historia harto conocida: aquella en la que invasores extranjeros y "malos" invaden tierras vírgenes a las que devastarán irremediablemente, por lo que los nativos, que se hayan en estrecha relación con su ecosistema, deben proteger su hogar, en este contexto poco favorable hallan una luz de esperanza en uno de estos extranjeros que ha cambiado su forma de ver las cosas y quien resulta ser el mesías que llevará a los nativos hacia la victoria. O sea, una historia inspirada en la historia de Pocahontas y quizás también en Lawrence de Arabia (por cierto aire mesiánico que se respira). Jack Sully (el prometedor Sam Worthington) es el "humano invasor" cuya misión será aprender de los Na'vi, y  brindar información sobre su puntos débiles. Para ello tomará el cuerpo de un avatar (para poder asemejarsea los nativos), aprenderá de ellos para finalmente darse cuenta de que no puede permitir la destrucción de tan noble civilización (además de que encontrará el amor) y guiará a los Na'vi en la lucha para proteger Pandora, su planeta, su vida, su tierra.



Puede que la historia sea un refrito, que algunos personajes sean demasiado esquemáticos o no muy desarrollados, incluso puede que hayan algunas deficiencias en el guión; pero todo esto se perdona ante la maravillosa forma como se nos presenta la historia. El mundo de Pandora ha sido creado  con muchísimo detalle: la flora, la fauna, los accidentes geográficos, las costumbres Na'vi; lo que nos lleva  a varias de las secuencias más espectaculares que he visto en mucho tiempo: la doma de las criarturas voladoras (en aquellas montañas flotantes que nunca podré olvidar), el primer viaje hacia las selvas de Pandora, la batalla por el hogar. El espectador, al igual que Jack Sully, descubre Pandora, la asimila y casi "vive" todo la información nueva que está recibiendo; todo este aprendizaje es magnificado por el soporte del 3D, que engrandece la experiencia: no creo que nadie que se digne de tener corazón salga indiferente de la sala al terminar de ver esta maravilla. James Cameron nos ha vuelto a hacer vivir la magia del cine. 


 
Puntuación: 8/10

"Actividad Paranormal"

Dirigida por el desconocido israelí Oren Peli. Se nos vende el film como la película más aterradora de todos los tiempos y por eso fui con expectativas altas (esperaba encontrarme con el primer gran estreno del 2010), más no fueron satisfechas del todo. El desarrollo actual de la era digital permite la verosimilitud de la trama. Una pareja al mudarse a los suburbios se ve asediada por una fuerza maligna mientras duerrmen, esto no es casualidad ya que a la chica le pasa esto desde pequeña. Su pareja decide grabar la manifestación de aquel ente (con su videocámara): luces que se prenden y apagan, movimiento de puertas, sonidos extraños, huellas dejadas en el talco desparramado en el piso.


Los mejores momentos de la película se dan justamente cuando la cámara nos revela todas estas grabaciones misteriosas. La tensión y suspenso ante lo que va a suceder es formidable, pero es una lástima que la trama no avance más allá de estos momentos. La cinta se alarga demasiado y  el suspenso se pierde. Sin embargo en la escena final la cinta vuelve a tomar vuelo y nos deja con la secuencia más terrorífica y con la que quizás es la sonrisa más excitante del año. Esperemos que el novel realizador mejore su estilo y nos sorprenda con obras más maduras, aunque este es un buen inicio.        

Puntuación: 5.5/10

"Zombieland"


El no muy conocido Ruben Fleischer es quien nos trae esta simpática revisión del género de zombies. En un mundo dominado por los zombies un joven casi agorafóbico (Jesse Eisenberg) se salva de morir siguiendo una serie de reglas que él mismo se ha impuesto. Conoce a un diestro asesino de zombies (Woody Harrelson), y a un par de hermanas de dudosa moralidad (Abigail Breslin y la respladeciente Emma Stone).



En este trayecto por un mundo devastado se desata la locura: un gore que se agrdece, espectaculares y divertidísimas liquidaciones de zombies y actitudes despreocupadas frente a un mundo que se ha ido al carajo. En sí, estamos ante un divertimento total, lo que no es un defecto. Los primeros momentos de la película, de los planteamientos iniciales, son muy buenos; luego, cuando nos acercamos al desenlace, el ritmo decae, quizás en su intento de facilitar el happy ending, lo que evidencia un desarrollo de los hechos demasidado irreal. No obstante, debo admitir que me divertí muchísmo con esta película, aún más porque la vi con sala llena. A tomar en cuenta los actores jóvenenes (Woody Harrelson ya no necesita demostarnos nada): Abigail Breslin con un futuro prometedor, Eisenberg con un horizonte con mucho talento (por una película con un título similar a esta) y Emma Stone que nos demuestra que ha evolucionado como actriz (la hemos visto en "Supercool" y "La casa de las  conejitas") y está lista para grandes cosas.  

 
Puntuación: 7/10

lunes, 18 de enero de 2010

Grandes escenas de la historia del cine

Para aquellos que aún no están convencidos de la magia del cine:

"El acorazado Potemkin" de Sergei M. Eisenstein

Quizá los mejores primeros planos de la historia: la ya legendaria escena de la escalinata del puerto de Odessa. Eisenstein es un genio, sabe como representarnos la opresión, la angustia y el dolor desgarrado (en la madre que llora inconsolable la pérdida de su hijo). Y nos trasmite todos esos sentimientos sin necesidad de que escuchemos las palabras ni los gritos de los personajes. No exagero si afirmo que estamos ante una de las obras más potentemente visuales de la historia de las artes.



"2001: Odisea del espacio" de Stanley Kubrick

Kubrick es, no temo decirlo, mi director favorito de todos los tiempos, y ésta es su obra maestra. El legado de los que nos trasnmitió en esta película recién esta empezando a ser entendido. La película es una reflexión sobre la evolución humana, el rol de las herramientas, su  inutilidad final y la ruptura  de todas las ataduras para dar paso al superhombre.¡Nietzsche vive! La escena que les presento corresponde a uno de los momentos más emotivos del metraje: el pacto primordial hombre-herramienta, que nos colocará por sobre la naturaleza. Esta escena finaliza con una de las elipsis más osadas de historia, sólo vean hasta el final.



"Casablanca" de Michael Curtiz

Humphrey Bogart  e Ingrid Bergman constituyen la pareja definitiva del cine romántico, y esta escena (casi final) resume su relación: "siempre tendremos París". Una vez escuché que el amor no consumado (como en este caso) es el más grande. Yo creo que es cierto.



"Apocalipsis Now" de Francis Ford Coppola

Dos notables escenas de esta película definitiva del cine bélico, si aún no la has visto que esperas.

El intro, con música de The Doors: la voz de Morrison sirve para hacerlo más desgarrador y emotivo.



La cabalgata de las valkirias, ¡esta es la guerra!

 


"Cantando bajo la lluvia" de Stanley Donen y Gene Kelly
  
Definición de felicidad por Gene Kelly, no hay nada más que agregar.



Nota: Estuve un poco ocupado estos últimos días por ciertos cursos que nunca debí haber tomado, pero creo que ahora podré disfrutar a mis anchas de las vacaciones y, por tanto, publicar más seguido.

jueves, 7 de enero de 2010

Las Nuevas Crónicas Jaenas

Ciertos días miro al cielo: azul, muy azul y casi despejado.

Me encuentro en una ciudad muy desordenada (y con el crecimiento inmobiliario más grande del universo).

Vacaciones, y viaje a Jaén, me suenan simpre a mototaxis, polvo y actitudes impostadas.

He llegado al límite de la falta de inspiración, creatividad y motivación.

Siento que no he hecho nada productivo durante este mes.

Vivo en un hoyo en el jardín de mi casa, ahí el tiempo pasa más lentamente y cada minuto que late mi corazón es como una eternidad inmerso en la oscuridad.El día en que mi hoyo quede tapado por el polvo del tiempo me convertiré en un fósil más, de aquellos que nos hacen recordar los reinos de la antigüedad.

Había un cuy que se cansó de serlo: quería se rpavo, pero como eran los días previos al pavicidio de Navidad prefirió ser político, desde entonces empezó a morir de a pocos.

No pude escribir nada más...
 
Más sobre Jaén en este blog acá.



miércoles, 6 de enero de 2010

No se puede luchar contra el destino

“12 monos” (1995) - Terry Gilliam

 

Terry Glliam es uno de los directores más imaginativos de los  últimos años: hemos podido beber de su mundo gracias a “Las aventuras del barón de Münchausen”, la reciente “Tideland” y lo volveremos a hacer, al parecer, en la próxima a estrenarse “El imaginario del Dr. Parnassus”. No lejos de esta vertiente fantástica hallamos una faceta interesante (aunque breve) en el cine de Glliam; la que aborda las distopías (entendidas como el retrato de un futuro humano desolado y apocalíptico, ya sea por pandemias, guerras o gobiernos totalitarios). En esta faceta del cine de Gilliam tenemos dos películas (por eso lo de escasa): la grandiosa “Brazil” y “12 monos”, razón del artículo.



 Como ya se mencionó anteriormente, “12 monos” es una distopía: en la década del 90 un virus se desató sobre la población humana, matando la mayor parte de ella; los pocos sobrevivientes se refugiaron debajo de la superficie. Dentro de este contexto, y en el año 2035, se nos presenta a James Cole (Bruce Willis), un convicto que es seleccionado para viajar como “voluntario” a la superficie y buscar indicios sobre el origen del virus, y hallar así una eventual cura. Las expediciones de Cole son exitosas, por lo que los científicos, que están al mando, deciden enviarlo hacia el pasado en busca de la muestra pura del virus.

Cole, por error, es enviado años antes de la aparición del virus, donde tomado como demente es confinado a un manicomio. En ese espacio de insania y extravagancia conoce a Jeffrey Goines (Brad Pitt), el hijo loco de un prestigioso e influyente personaje y a la doctora Kathryin Railly ( Madeleine Stowe), que empieza a creer que Cole no está del todo loco. Luego el viajero del tiempo regresa al futuro, sólo para regresar al pasado, al año en que se desata la pandemia. Allí vuelve a encontrarse con la doctora Kathryin, quien empieza a confiar en Cole y deciden ir en busca del origen del virus: volverán a encontrarse con Goines, quien lidera una organización pro-animal denominada los “12 monos” y trama un complot contra la especie humana (o sea, su padre). Pero, al final, se revelará que nada es lo que parecía ser.

 

 

Gilliam sabe como pintar el futuro: un mundo agónico, cárceles y prisioneros como conejillos de indias, científicos al control de la sociedad, máquinas del tiempo… También sabe como retratar el aspecto extravagante y demente del manicomio, al punto de llevar a la locura a un hombre que no está del todo loco (pero no puedo afirmar si se trata de un hombre del todo cuerdo). Willis sabe manejar bien su personaje, y lo lleva de acorde a la situación, transmitiéndonoslo como un personaje duro, pero a la vez consciente de la situación en la que se encuentra y de lo que debe hacer, quizás guiado por su leitmotiv (una secuencia, que abre la película, que presenció cuando era niño y que será la llave para entender el final de la historia). Pitt, por otro lado, está efectivo como loco, lo que sabe reflejar tanto con su look como con sus expresiones faciales y verbales.



Cole debe soportar el peso de la tarea que se le ha encomendado, y sufre tanto por evitar que el futuro inexorable se cumpla (con la probabilidad de cambiar su propio destino), como por los resquebrajamientos de su cordura: por lo extremo de su situación y por los estragos que causa viajar en el tiempo. La llegada de la doctora Railly alivia un poco la situación, su cordura e incluso, finalmente, hace surgir el amor entre ambos.





SPOILER...No obstante estos aires esperanzadores que emergen, al final, el destino se cumple: Goines y los doce monos no estaban detrás del virus (era tan sólo una broma contra su padre). Eso conlleva al verdadero origen del virus: un científico en pleno  viaje por las ciudades más grandes del mundo esparciendo el virus mortal. Cole y Kathryin tratan de detenerlo en un aeropuerto, pero todo termina en desastre: en una de las mejores secuencias del cine actual, y a un ritmo adecuado para la asimilación de las imágenes, presenciamos como Cole cae abatido por unos policías mientras el científico escapa con las cepas del virus, una adolorida Kathryin llega hasta el moribundo Cole, quien se da cuenta que ha cumplido su destino y que no pudo hacer nada para evitarlo. Las imágenes que Cole presenció en su infancia, su  leitmotiv, eran las escenas de su propia muerte; mientras tanto, un Cole niño, en ese mismo lugar, presencia su propia muerte (aún sin saberlo, por supuesto); y la historia vuelve a repetirse...SPOILER



Gilliam, de esta manera finaliza su historia por donde empezó, en un ciclo infinito y nos deja un mensaje importante: no se pude hacer nada para cambiar nuestro destino, por más que lo intentes; si la humanidad está destinada a casi desaparecer, no se podrá hacer nada contra eso, porque somos seres insignificantes que no podemos luchar contra el destino, ese hado incomprensible.

martes, 5 de enero de 2010

El fin de la década cero

Presencié el fin de la década cero: reposando sobre un sofá y con una copa de vino en la mano. No puedo afrmar si pensé en la magnitud y el verdadero significado de la década que estaba acabando; pero en fin, vivimos en el mundo real y no todo los momentos que vivimos tienen que ser trascendentales.

Esta fue la década de: Osama Bin Laden y Sadam Hussein, Chávez, Bush y Obama;las torres gemelas y  las guerras contra el terror, las pandemias, el medio oriente, China y la India, el inicio del fin del imperio norteamericano, la ecología, Animal Collective, los Arctic Monkeys, Radiohead, Coldplay, Davi Lynch, Eastwood y Tarantino, el boom del cine asiático, la comida peruana, la televisión norteamericana, la revolución digital, el Youtube, los blogs, el Facebook, el Twitter y la avalancha de información propia del Internet.

¿Qué nos traerá la nueva década?

¿Decadencia?, ¿prosperidad?, o simplemente más de lo mismo.