sábado, 28 de marzo de 2009

Historias de Gaia: Naturaleza y Guerra

I.
Tras miles de años viviendo en la oscuridad, entre las sombras de las cumbres nevadas del este y los tormentosos e indómitos páramos del norte, el hombre llegó a Gaia.

II.
Se dice que las primeras noticias de estas tierras llegaron con los relatos de temerarios exploradores, los cuales quedaron maravillados ante la riqueza de frutos, animales de caza y, sobre todo, agua (aquel preciado líquido que por esas épocas escaseaba en casi todo el mundo).

III.
Un día, sin previo aviso, llegaron desde el noreste: caravanas guiadas por fuertes bueyes (fue la primera vez que se vio una rueda por estos lares); hombres vestidos con pieles cenizas por el fuego de las hogueras milenarias del páramo, algunos incluso dijeron que estas hogueras arañaban el azul del cielo por lo inmensas que eran; mujeres aguerridas armadas con cuchillos y gigantes inmortales conocidos como Genios de la Guerra, cuyo origen se perdían en el frío norte.

IV.
Dime ahora Rey Ciego del Tiempo: ¿qué fue de los hombres instalados en estas nuevas tierras, les fue bien y consiguieron vivir en paz? No.

V.
Lo que los hombres no sabían era que en aquellas tierras vivían los Hijos de los Dioses, los Chapis; los exploradores nunca se percataron de ellos porque se hallaban fusionados con la naturaleza: como piedras al borde de un río, como árboles en medio del bosque, como montes y colinas, aisladas en medio del prado, y como animales gigantescos que solo salían a la luz de la luna. Y los hombres no se percataron de ellos y en los siguientes 1500 años, y prosperaron en esas nuevas y fértiles tierras, y pelearon entre ellos, y se mataron entre ellos, y murieron y sufrieron. Los Genios de la Guerra prosperaron entre los humanos, su misión era sencilla: matar a la mayor cantidad de enemigos posibles. Pero un Líder noble y valiente se dio cuenta de la catástrofe que se había originado en la humanidad: inició una última gran guerra contra todos los otros clanes y tras siete años de guerra los sometió, encerró a los genios de la Guerra en prisiones de fuego y piedra y declaró la paz universal “por siempre y para todos”. Ese Líder se convirtió en Rey del reino más poderoso y próspero que alguna vez existió en la humanidad. Después de morir, su reino se dividió en cinco reinos, que poco a poco fueron distanciándose entre ellos y empezaron a competir en lo industrial. A raíz de esta nueva forma de guerra, que el Rey Líder nunca pudo prever, empezó la sobreexplotación de los recursos, y tras largos años de maltrato Gaia empezó amostrar los efectos de estos abusos: los ríos empezaron secarse, los árboles dejaron de florecer y dar frutos, los animales o murieron o migraron hacia más allá de la Gran Pradera. Pero los Reyes humanos no hicieron caso a las evidencias y no dieron marcha atrás a sus industrias y factorías. Fue entonces, cuando después de 1500 años de explotación humana, se manifestaron los Chapis.

VI.
Y así como los hombres aparecieron, un día cualquiera y de improvisto, los Chapis iniciaron su asedio, el día primero, a los reinos del hombre: moles de piedra, montañas andantes, monstruos de arena y gigantescos sauces andantes se lanzaron furiosos y sin piedad a destruir las factorías humanas. Bastaron 3 días para destruir las tres cuartas partes de éstas y acabar con cuatro de los cinco reinos. Sólo pudo resistir el asedio el más montañoso e inaccesible de éstos. El día quinto, el Rey y su consejo decidieron rechazar la autoridad del viejo Rey Líder y liberaron de su prisión a los Genios de la Guerra. Había iniciado el contraataque humano.

VII.
Al día décimo los Chapis fuero tomados por sorpresa por que quedaba del ejército humano liderado por los Genios de la Guerra. En cinco días reconquistaron buena parte de los antiguos reinos. El día quince inició el ataque final en el Bosque Sagrado, del que se dice que existía desde antes de la creación del mundo, los Chapis, refugiados entre los árboles, creyeron estar protegidos entre las espesura de los árboles pero no imaginaron que los hombres serían capaces de quemar el Bosque. Y así fue: todos y cada uno de los Hijos de los Dioses murieron al anochecer del día quince. Sólo un cahpi logró escapar del fuego, pero fue inmediatamente apresado.

VIII.
Fue torturado y condenado a la hoguera, más antes de morir miro por última vez a su alrededor y sólo vio muerte y desesperación: entonces hizo crecer una flor en medio de la tierra muerta y dijo “hasta en el terreno más yermo y la noche más negra la vida puede sobrevivir, todo depende de que nosotros lo deseemos sinceramen…” antes de terminar su frase uno de los Genios de la Guerra le prendió fuego y éste se esparció rápida e inevitablemente. El último de los Hijos de los Dioses murió sereno y pronto se convirtió en ceniza.

IX.
Los hombres comprendieron lo que el Hijo de los Dioses les había querido decir, alzados a una sola voz encarcelaron nuevamente a los Genios de la Guerra y decretaron “la paz y armonía universal y el respeto por la naturaleza”.

X.
Dime ahora, Dios Ciego del Tiempo, lo que pasó después. Las cenizas del último… y de todos los Chapis caídos se esparcieron con el viento, y al estar llenas de vida supieron hacerla renacer en todos los rincones de Gaia. Después de pasar por todo esto la humanidad al fin pudo alcanzar la paz.

XI.
Ahora te pido, Dios Ciego del Tiempo, que todos los días les hagas recordar a los hombres esta historia para que nunca olviden que deben respetarse entre ellos y a la naturaleza, porque los Genios de la Guerra son inmortales y estarán esperando hasta el fin de los tiempos para ser liberados.

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