domingo, 27 de setiembre de 2009

Delirios de una obra inconclusa

“El globo de plata” de Andrzej Zulawski (1987)



¿Cómo llegué hasta “El globo de plata”?, pues gracias a una lista de “mejores películas de ciencia ficción”, en aquella época empezaba a interesarme por el mundo del cine; no obstante, en es momento lo dejé pasar. Fue tiempo después cuando decidí investigar un poco más, gracias a esa búsqueda pude ver fragmentos de esta película en Internet: una amplia llanura, un ritmo vertiginoso, una atmósfera onírica... era momento de conseguirla por cualquier medio. Y lo hice.

¿Pero qué es exactamente “El globo de plata”?, primero hay que conocer un poco más sobre el director y la trágica historia de su grabación. Andrzej Zulawski es un director polaco poco conocido pero muy talentoso, al que le gusta mezclar la realidad y la fantasía sin dejar muy claro el límite entre ambas; a pesar de que por esta descripción pueda parecerse a otros directores de la actualidad, es un autor difícil de encasillar. Algunas de sus características son que es visceral, poco comercial, desaforado y brillante. Inició su carrera en Polonia con tropiezos, donde le financiaban, pero le limitaban la exhibición, o abiertamente le prohibían, todo lo que hacía. Ante esta situación, Zulawski se fue a Francia, donde había estudiado cine, y realizó la aclamada y muy polémica “Lo importante es amar” (L’important c’est d’aimer, 1974). Ante esto, en Polonia, los encargados de cultura recapacitaron y lo llamaron, algo les decía que era necio perder a uno de sus mejores artistas, cuando tenerlo realizando sus obras bajo el apoyo de ellos podía demostrar que su sistema hacía los mayores esfuerzos por magnificar el patrimonio cultural del país (hay que recordar que en aquella época Polonia era un país socialista); así que le hicieron una oferta que un creador difícilmente podría rechazar: carta blanca para dirigir la película que él quisiera con fondos ilimitados, en fin, la posibilidad de realizar una súper-producción, sin preocuparse por el éxito comercial.



Así fue como Zulawski volvió a Varsovia con la firme intención de adaptar la novela de su tío abuelo Jerzy Zulawski, quien escribió entre 1901 y 1911 “La trilogía lunar”, una epopeya espacial que se adelantaba por varias décadas a Asimov y Bradbury, desarrollando una apasionante historia que transcurre a través de varias generaciones en la luna. Zulawski le hizo cambios al libro, concibiendo ahora un viaje a un planeta lejano. En términos de producción, “Na Srebrnym Globie” (“El globo de plata”, nombre del primer tomo de la trilogía) tal vez sea la película más costosa y más ambiciosa que se haya filmado en los países socialistas: cientos de extras, escenarios de ensueño, una sofisticada dirección de arte y una fotografía completamente original, vestuarios alucinantes y un muy accidentado rodaje que abarcó los años de 1976 y 1977 en las montañas del Cáucaso, Crimea, el desierto de Gobi y las llanuras de Ucrania.

Sin embargo, ocurrió lo peor, estando filmadas las cuatro quintas partes de la película, el nuevo viceministro de cultura vio algunos pedazos, leyó todo el guión y decidió que aquello era una alegoría del totalitarismo en Polonia. El rodaje de “El globo…” fue cancelado, se emitió una orden de destruir los sets y quemar los vestuarios. Habiendo hecho todo lo posible para impedir que el proyecto se cancelara, Andrzej Zulawski tuvo que irse de Polonia antes de que el estado lo demandara por los costos que había implicado la producción. En 1986 Mijail Gorbachov decretó la Perestroika, y los países del bloque socialista, casi al unísono, dejaron de ser socialistas. Zulawski regresó a Polonia, habían pasado diez años, resultaba temerario volver a hacer decorados y vestuarios, o concertar a actores que estaban diez años más viejos -algunos habían muerto-, no se contaba además con presupuesto, terminar la película como se tenía previsto, era completamente imposible. Zulawski armó lo que tenía como pudo, y en los pedazos que faltaban él mismo lee en off el guión de lo que estaba planificado filmar.[1]





Sin duda, es una obra compleja, esto debido a los saltos en el metraje, que nunca podrán ser llenados satisfactoriamente por la lectura en off del guión, y al aura onírica-filosófica-reflexiva que se aprecia en toda la cinta. Su argumento se puede resumir así: en el futuro la sociedad humana ha evolucionado a una aparente anarquía, con la humanidad divida entre tribus de cazadores y científicos. En este contexto un cazador encuentra una cápsula que cae del cielo y se la entrega a los científicos. La cápsula contiene el videodiario de Jerzy Trela, cosmonauta terrestre. Nosotros mismos podemos contemplar el videodiario: la nave en la que llegan a un plantea desconocido se estrella, buena parte de la tripulación muere durante el accidente y en el trayecto hacia el mar. Sólo tres de los viajeros logran llegar y establecerse en el asentamiento final: Jerzy, Piotr y Marta (la única mujer). A partir de ellos surge una nueva civilización primitiva en este planeta salvaje. Luego de la muerte de Piotr (¿por explosiones?) y Marta, se construye una mitología a partir de ellos: Piotr es el que trajo el fuego, Marta es la madre Tierra. Mientras tanto, Jerzy se convierte en un anciano no demasiado venerable, por su falta de locuacidad, que observa impávido la sociedad supersticiosa y pagana que está gestándose. A punto de morir, Jerzy lanza al espacio su videodiario. Luego vemos (más bien nos narran) que al planeta llega Marek, un viajero que desconoce esta civilización, y que es acogido como un dios venido del cielo, el que los hará ganar la guerra contra los Zers ( pájaros homínidos y cíclopes que se han enredado en una encarnizada batalla con la incipiente humanidad por el control del planeta). Marek asumirá el lugar que le han impuesto a costa de perder su cordura y la credibilidad de que él es el mesías. Finalmente, son sus mismos súbditos los que lo martiricen en la que quizás es la revisión más impactante se ha hecho de la crucifixión. En paralelo, Janz, el científico que vio el videodiario, llega al planeta en mención (de una forma que no logro entender) aunque pareciera que no puede ser reconocido por los habitantes (¿quizás se trate de un viaje mental?) y aparentemente muere (como nos es narrado), sólo para iniciar un viaje más asombroso.







Como ya mencioné, estamos ante una película delirante, que se podría clasificar como “demente”; aunque a mi parecer se trata de una obra espectacular, dado su afán de trascender, impactar y crear, a similitud de una cosmogonía, una nueva sociedad en la que sus parámetros serán totalmente distintos (y he aquí una de las dificultades para comprender lo que nos expresa). “El globo…” es una obra inconclusa genial, pero también de acceso difícil (revisarla varias veces es fundamental) ya que la forma en la que se expresan los personajes no es la tradicional: hablan como si se encontraran en un éxtasis filosófico; además, la película en sí parece un largo sueño, o quizás una fantasía demente, de la que nos negamos a despertar. Cabe mencionar también el hábil manejo de cámaras, el videodiario a un ritmo frenético, entrecortado que le da un aire distinto al tono de la cinta, ya que enriquece y crea una atmósfera adecuada a las frases delirantes de los personajes, que sin este trasfondo se apreciarían totalmente ridículas. “El globo…” también es rico en imágenes visuales: la mujer que persigue en auto a Janz, la misma crucifixión, las escenas de batallas filmadas de una forma anti-convencional o los delirios de Marek; uno no debe tratar de entender las imágenes sino tan solo saborearlas con paciencia, sin hacerse problemas. Una vez hecho esto, te asombrarás ante la majestuosidad de la obra.




Referencias:
[1]. 68revoluciones

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